Mujeres en la Industria de la Construcción: No solo de fuerza se construye una obra.

Claro está, lo sabemos… la Industria de la Construcción está conformada mayoritariamente por hombres. Sin embargo, también sabemos (y hemos tenido la fortuna de confirmar) que la pasión, el talento y profesionalismo, no tienen género.

Con todo esto; y en el marco del Día Internacional de la Mujer, tomemos un momento para visibilizar a las mujeres que se desempeñan en la Industria de la Construcción.

La Industria de la Construcción está comenzando a cambiar hacia una mayor diversidad de género, como consecuencia de una lucha constante de mujeres apasionadas de la industria en búsqueda de mayores oportunidades. No obstante, la inclusión ha sido lenta en el ámbito de la construcción, históricamente, la proporción de mujeres que trabajan en ésta, en general, se había mantenido por debajo del 10 por ciento. Sin embargo, en años recientes esta proporción ha dado cambios considerables: de acuerdo con cifras oficinas en México, 325 mil 635 mujeres son ingenieras y 150 mil mujeres trabajan en la industria de la construcción.

Cifras para reflexionar

Ciertamente, entre las ocupaciones que desempeñan las mujeres de la Industria de la Construcción, sobresalen las de atención al público, administrativas, contables y financieras, arquitectas y arquitectas técnicas, que significan un 50% de los cargos. Las mujeres cuyas manos edifican la Industria de la Construcción, las de oficio, las yeseras y albañiles, conforman menos del 1% del sector. En realidad, el paso de los años ha confirmado que los oficios de yeseros, albañiles, plomeros, etc., han sido monopolizados por el género masculino. Según estadísticas de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), los hombres tienen un 89.1% de los cargos. La CMIC agremia alrededor de 11,800 empresas, de las cuales 1,746 unidades económicas son representadas por mujeres, lo que equivale a solo un 14.7% del gran total, mismo que está conformado por arquitectas, ingenieras, vendedoras y profesionistas con talento y habilidades para llevar a México a un futuro mucho más equitativo. Según cifras del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), las mujeres mexicanas ganan, en promedio, 34% menos que los hombres por desempeñar exactamente el mismo trabajo. Debido a lo anterior, se han generado una serie de sentimientos y patrones de comportamiento que podemos categorizar en los siguientes grupos:

Sin reconocimiento de las capacidades profesionales: con opiniones que no son tomadas en cuenta, preferencia hacia alguien del género masculino aunque se tenga el mismo rango.

Acoso e incomodidad en el ambiente de trabajo: con comentarios sobre el aspecto físico, desde si son débiles hasta cuestionar su “belleza” (o lo que el concepto significa para cada quién)

Desánimo y nulo crecimiento profesional: hacer no solo un trabajo óptimo, sino superar las expectativas y no ser acreedora a un ascenso o aumento salarial.

Progreso y oportunidad

Primero, la formación de los hombres que desempeñan el oficio. Éste es uno de los pilares de cambio para la inclusión de la mujer en la Industria de la Construcción. Es necesario dejar atrás comentarios como: “Se requiere fuerza”, “Ellas nunca estarán a la altura de un hombre”, “Las mujeres no pueden ensuciarse” y más del estilo que no hacen más que discriminar y minimizar el camino que ellas han construido. Solo con el desaprendizaje de estos mitos y prejuicios, se conseguirá paulatinamente la paridad de géneros… aún hay muchas barreras por derribar para construir un sector más igualitario. En segundo lugar, las empresas. Es necesario eliminar de raíz estos mismos prejuicios y reconocer que una mujer tiene las mismas capacidades que un hombre. Por esta razón, está en manos de las empresas el brindarle las mismas oportunidades, además de todo lo que conlleva, como responsabilidades y sueldos. Finalmente, a ustedes, mujeres que son parte de la Industria de la Construcción, que les gusta su oficio y profesión, derriben sus miedos e inseguridades, con el tiempo todo es posible. Y, sobre todo, sigan siendo mujeres… no se mimeticen, ni imiten a sus compañeros. Es necesario conservar lo que somos, nuestra esencia femenina, que no es ni mejor ni peor , simplemente diferente. Construyamos ese cambio con buenas obras y acciones, por las que estamos… y por las que están por venir.